Desde el periodo virreinal, los fieles católicos iniciaron la tradición de acudir a la Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de los Dolores, para consolar las congojas del hombre ante trances inabarcables como la muerte, reconociéndose en la pena que la embargó por el martirio de su hijo Jesús. Así, el último viernes de Cuaresma, y como antesala de la Semana Santa, se levantaban vistosos Altares o Incendios de Dolores.

Esta manifestación se mantiene viva en recintos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), como el Museo Regional de Querétaro (MRQ), el cual este año la continuará de forma presencial y virtual, en conjunto con el área de Radio INAH, y como parte de la campaña “Contigo en la distancia”, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.

Para el director del MRQ, Ramón Avendaño Esquivel, el estreno, este viernes 26 de marzo, de la serie de audios en formato digital “Incendio del sexto viernes de Cuaresma en casa de Concha Lombardo. Sainete refraner”, es una forma innovadora de acercar el patrimonio cultural a nuevas audiencias.

La producción se basa en un guión original de teatro, escrito por el historiador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, Jaime Cuadriello Aguilar, adaptado por él mismo y por el guionista de Radio INAH, Evanibaldo Morales Celis.

La serie, disponible en la página electrónica de Radio INAH y en su perfil de Spotify, consiste en cuatro capítulos que trasladarán al radioescucha al modo en que se vivía la tradición del Altar de Dolores en el siglo antepasado, específicamente en 1842, “recogiendo el luto y las costumbres, pero también la algarabía de un Viernes de Dolores en los templos de la Ciudad de México”.

Por medio de juegos de palabras y refranes, los tres protagonistas: Facundo, un diablo catrín que toma su nombre del seudónimo del periodista José Tomás de Cuellar; Concepción Lombardo, esposa del general Miguel Miramón, y Jipila Espino, una sirvienta ficticia que labora en la propia casa del matrimonio Miramón, evocan las costumbres propias de la Cuaresma y la Semana Santa del siglo XIX.

El Museo Regional de Querétaro mantiene una de sus más entrañables tradiciones, la instalación del Altar de Dolores, el cual en esta ocasión podrá ser visto de manera física, así como virtual, a través de sus páginas en FacebookTwitter e Instagram, desde el 26 de marzo y hasta el 4 de abril.

Si bien el recinto continúa cerrado como medida preventiva para evitar contagios de la COVID-19, mediante su vestíbulo al aire libre, ubicado sobre la avenida Corregidora Sur No. 3, en el Centro Histórico de Querétaro, se tendrá la opción de llevar el incendio doloroso a pocos metros de los transeúntes.

“Este año no podremos convidar a nuestros visitantes con aguas de chía o naranja, que se asocian con las lágrimas y la amargura de la Virgen de los Dolores, respectivamente, pero pondremos a su disfrute una instalación inédita, debido a que el altar integrará algunas obras históricas, pertenecientes al depósito de colecciones del museo, las cuales no forman parte de la exposición permanente y, por ende, se exhiben por primera vez”, señaló Ramón Avendaño.

Se trata del frontal de un altar mariano, de finales del siglo XVIII, y de un nicho neoclásico y una Virgen Dolorosa, fechados hacia el siglo XIX. Estos dos últimos bienes fueron restaurados entre enero y marzo de 2020, por especialistas del área de Conservación del MRQ, quienes les realizaron acciones de limpieza, consolidación de estratos y reposición de elementos faltantes.

La figura mariana también recibió la donación de un nuevo atavío a la usanza novohispana, basado en la iconografía de una Virgen Dolorosa que se solía venerar en el Oratorio de San Felipe Neri, también llamado Templo de La Profesa, en la Ciudad de México, bajo el apelativo de Virgen Porterita.

“El Altar de Dolores del museo es un referente en el Centro Histórico de Querétaro, y este año, ante las medidas dictadas por la contingencia sanitaria, el sainete refranero en formato de audio digital y nuestro Incendio de Dolores, nos permiten continuar con la tradición”, concluyó Ramón Avendaño.

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