Durante los primeros 20 años del milenio, la cantidad de productores dedicados a la agroecología, así como el terreno dedicado a la misma se ha multiplicado de manera exponencial en México.
“Durante la pandemia de COVID-19 hemos comprendido que las personas más vulnerables a la enfermedad son aquellas cuyo sistema inmune está deteriorado por enfermedades crónicas no transmisibles, que sufre la población mexicana desde hace tres décadas en gran medida por las políticas agroalimentarias neoliberales”, expuso Víctor Suárez, subsecretario de alimentación y competitividad, durante la 16° conferencia sobre soberanía alimentaria organizada por su cartera.
Suárez apuntó que se ha puesto en foco en transformar la forma de alimentación de los mexicanos a una forma de consumo más saludable, natural y con el menos procesamiento posible como “una labor en marcha del Gobierno mexicano de la Cuarta Transformación con la sociedad”, apuntó el subsecretario, en referencia al trabajo del Grupo intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad (Gisamac).
“Los alimentos orgánicos ocupan un lugar privilegiado en la visión que queremos impulsar porque no contienen plaguicidas ni fertilizantes, no contaminan los suelos, el aire, el agua ni al consumidor, por su alta calidad nutricional”, señaló Suárez.
Orgánicos en México
Según datos aportados por la mencionada subsecretaría, México ocupa el tercer país a nivel mundial en producción orgánica, después de la India y Uganda. Es el cuarto país en América Latina con mayor superficie dedicada a la agricultura orgánica con 2.000.000 de hectáreas destinadas a la producción sin químicos y a la recolección de plantas silvestres.
Los principales cultivos orgánicos en México son el café, el aguacate, el maíz, el cacao, la alfalfa, el ajonjolí, la guayaba, el mango, el limón y el plátano de los que son responsables en su mayoría, buena parte de las comunidades indígenas de México.
Para Sven Schalit, productor orgánico de café en Chiapas y presidente de la Federación internacional de movimientos de agricultura orgánica (Ifoam) que trabaja por el fomento de movimientos orgánicos y agroecológicos a nivel regional, el consumo de productos orgánicos ha visto un incremento a la par de la producción de los últimos años.
Según aportó Homero Blas, presidente de la Sociedad mexicana de productores orgánicos, en base a investigaciones aportadas por la Universidad Autónoma Chapingo, en México la evolución de los productores orgánicos ha sido evidente:
En 1996 había 12.785 productores orgánicos,
En 1998, habían crecido a 27.914,
Para el año 2000, esta cifra se situaba en 33.587 productores,
En 2004, ya eran 83.174,
Para el año 2007, el total había llegado a los 128.862 productores,
En 2012, la cifra trepó a 169.570,
En 2015 alcanzó a los 200.000 productores en todo el país,
Y para 2016, el último año del que se presentaron cifras, se contabilizaron 215.000 productores orgánicos en todo México.
“Esto ha traído una evolución de la superficie destinada a la producción orgánica, alcanzando las 700,000 hectáreas de agricultura industrial, más un estimado de 1.300,000 hectáreas de áreas no agrícolas que son de recolección orgánica”, apuntó Blas.
Además, dijo que el sector sigue creciendo, debido a que existen otras 100.000 hectáreas en conversión hacia la producción orgánica sin utilizar agroquímicos. Además, se estima que existe otro medio millón de productores orgánicos en México que no cuentan con certificación. “En total, se estima que México se practica la agricultura orgánica en 3.000.000 de hectáreas”, estimó.
Blas concluyó aportando que, en base a un estudio de mercado y consumo realizado en el país, el primer segmento de la población mexicana con interés en consumir alimentos orgánicos son precisamente, quienes sufren de enfermedades crónicas como diabetes y obesidad. Luego, están las mujeres con niños pequeños y también, las poblaciones más jóvenes llamadas millennials, dado que según Blas, “obtienen mayor información sobre la calidad de los alimentos”.