Una eventual llegada de Joe Biden a la Casa Banca, cuya victoria aún cuestiona en tribunales el presidente Donald Trump, podría traducirse en exigencias del cumplimiento de estrictas reglas ambientales y laborales, mientras que México buscará preservar su estatus de socio comercial privilegiado en el Tratado México, EEUU, Canadá (T-MEC).

“Vamos a tener una fuerte embestida con Biden para buscar hacer cumplir lo ya pactado en el T-MEC en lo referente a la protección de los derechos laborales y terminar con las prácticas de subcontratación e implementar mayores medidas para acabar con la corrupción”, anticipó a Sputnik el doctor en economía José Ignacio Martínez coordinador del Laboratorio de Análisis de Comercio, Economía y Negocios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El T-MEC fue ratificado este año después que Trump obligara a renegociar un acuerdo similar que regía desde 1994 y que es considerado fundamental para la economía mexicana y entró en vigor en julio, coincidiendo con la primera y única gira internacional del presidente Andrés Manuel López Obrador.

En la última década, México se ha convertido en el principal proveedor de EEUU, incluso superando a China, gracias a las ventajas que le concede este tratado.
El rudo estilo de Trump

Sin embargo, a mediados de 2019, Trump amenazó con imponer aranceles a los productos de exportación mexicanos si el país latinoamericano no implementaba controles más estrictos a la migración.

López Obrador evitó la confrontación directa y aceptó la imposición de mantener en su territorio a migrantes centroamericanos que intentan llegar a EEUU para pedir refugio.

Mientras esperan el anhelado asilo proceso en tribunales estadounidenses, solo ocho de cada mil de los más de 80.000 solicitantes recibieron ese beneficio.

La Guardia Nacional debutó fortaleciendo los controles sobre la frontera sur mexicana para evitar el ingreso de guatemaltecos, hondureños y salvadoreños.

“En el primer trimestre de 2021 veremos seguramente una ofensiva desde la cancillería mexicana para hacer los amarres respectivos y poder hacer mecanismos de cooperación en estos temas”, indica el economista Martínez.

El investigador de la UNAM mencionó que este trabajo ya ha comenzado con un poco conocido documento, firmado la semana pasada en Washington.

Ese texto amplía los plazos para que México pueda cumplir los compromisos laborales y ambientales, y quedaría a salvo de las sanciones que EEUU podría imponer al amparo de la ley de comercio de 1962.

El presidente López Obrador también ha puesto en marcha un plan para modificar la ley laboral y prohibir la práctica del “outsourcing” o subcontratación a través de terceros, mediante la cual muchas empresas mexicanas eludían los pagos a la seguridad social de unos cinco millones de trabajadores.
Venezuela y Cuba en la mira

Pero mientras México ya ha empezado a hacer la tarea, otros países de la región podrían verse más golpeados por las primeras medidas que tome Biden.

“Hay países y gobiernos que no tienen las simpatías de la clase gobernante en EEUU, tanto de demócratas como republicanos, como son Venezuela o Cuba, y es ahí donde se va a dar la presión más fuerte”, opina el profesor Martínez.

Sin embargo, el experto señaló que hay riesgos que no se pueden minimizar, como en temas ambientales y de energías fósiles, donde en los últimos años el gobierno mexicano había podido obrar con mayor despreocupación ante la indiferencia de Trump por estos temas.

"El nuevo presidente estadounidense tendrá, vía el T-MEC, importantes mecanismos con los cuáles si puede presionar a México para que acompañe su agenda en materia de cambio climático", indicó Martínez.

En asuntos energéticos Biden se ha comprometido a involucrar de nuevo a su país en el cumplimiento de los compromisos mundiales contra el cambio climático y el retorno al Acuerdo de París, pero los intereses alrededor de la industria petrolera son muy fuertes incluso al interior de la potencia económica y también en México.

“En México, para poder ceder en los esquemas de producción energética verde, hay que hacer cambios incluso constitucionales y eso no será fácil en ninguno de los casos”, señaló a Sputnik el analista de mercados Antonio Serrano, director del Instituto de Estudios Económicos de Coahuila.

México no tiene tanta producción de petróleo como para pensar en mantener el actual esquema, “pero Biden tendrá que entender los intereses de una industria que sigue siendo poderosa a ambos lados de la frontera”, agregó el especialista.

El país latinoamericano ocupa junto con China el primer lugar entre los socios de EEUU, con 14,1% cada país, según el ranking comercial estadounidense.

Durante 2019, el comercio total entre México y EEUU ascendió a 601.000 millones de dólares, según la cancillería mexicana.

Sin embargo, el intercambio sufrió una contracción de 21,3% anual en el primer semestre de 2020, al sumar en el marco de la pandemia solo 243.091 millones de dólares en el lapso enero-junio pasado.

Shares: