El secreto para manejar mejor el estrés podría estar mucho más cerca de lo que imaginamos: en un simple vaso de agua.
Un estudio de la Universidad John Moores de Liverpool reveló que las personas que beben menos de litro y medio de agua al día —es decir, menos de siete vasos— presentan una respuesta de cortisol, la hormona del estrés, 50% más alta que quienes cumplen con la recomendación diaria de hidratación.
El experimento, realizado con 62 voluntarios, comparó a quienes suelen beber poco líquido con aquellos que consumen lo recomendado: dos litros en mujeres y 2.5 en hombres. El resultado fue claro: los que bebían menos agua mostraron un aumento significativo en los niveles de cortisol tras una prueba de estrés.
El profesor Neil Walsh, director del estudio, resumió el hallazgo con un consejo sencillo:
“Tener cerca una botella de agua en momentos de estrés puede tener beneficios potenciales para tu salud a largo plazo.”
¿Por qué es tan importante? Una reacción exagerada del cortisol está relacionada con enfermedades como depresión, diabetes y problemas cardíacos. Además, la deshidratación crónica impacta en los riñones y activa la vasopresina, una hormona que, además de regular el equilibrio de líquidos, dispara más cortisol.
Un dato curioso es que los participantes que bebían menos agua no dijeron sentir más sed, pero su orina era más oscura y concentrada, una señal clara de que el cuerpo no estaba bien hidratado.
Los investigadores recomiendan algo muy práctico: vigilar el color de la orina. Si es de un amarillo muy claro, todo va bien; si es oscura, probablemente falte agua en el organismo.
En conclusión: beber suficiente agua no sólo es bueno para el cuerpo, también ayuda a enfrentar la vida con un poco más de calma.
